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Errores de vestimenta que ningún empresario debería cometer

  • Foto del escritor: glammeracuentas
    glammeracuentas
  • 1 abr
  • 3 Min. de lectura

Por Atal Cuentas


Si he sabido trabajar como asesora de imagen masculina, es con empresarios. Por ello he visto de todo: desde hombres de negocios que visten de remera (o camiseta, polera) con jeans y zapatillas, hasta otros que, con todo el éxito del mundo en los negocios, cometen errores de vestimenta que les restan presencia, aún vistiendo traje y corbata. Porque sí, la ropa comunica, y en el mundo empresarial, la primera impresión puede abrir o cerrar puertas.


En este artículo, voy a contarte cuáles son los errores más comunes que veo en la vestimenta de los empresarios y cómo evitarlos para proyectar seguridad, autoridad y estilo.


Vestir igual para todo – ¡Este es uno de los peores errores! No es lo mismo ser el CEO de un banco que el fundador de una startup tecnológica, y la forma de vestir debería reflejarlo. Un traje impecable es casi obligatorio en el mundo financiero, o en el rubro legal, donde la formalidad transmite confianza y solidez. En cambio, en el sector tecnológico o creativo, un look más relajado (pero bien cuidado) proyecta innovación y cercanía.

Adaptar tu vestimenta al contexto no significa perder autenticidad, sino entender qué imagen comunica mejor tu liderazgo. Si sos empresario, preguntate: ¿mi forma de vestir está alineada con mi industria y mi mensaje profesional? Debe haber una coherencia entre tu apariencia y tu especialidad. Porque la ropa no solo cubre, también comunica.


Creer que solo la imagen de tus empleados importa – Muchos empresarios se preocupan por cómo lucen sus empleados. Incluso les entregan uniformes de trabajo, porque saben perfectamente que los mismos son la cara de la compañía, que la representan frente a clientes y sociedad en general. ¡Pero se olvidan que los altos cargos también son la cara de la compañía! Es fundamental que un CEO, director, gerente o cualquier alto cargo también transmita una imagen pulida, y congruente con los valores de la empresa.


Usar ropa que te queda fatal – Si tu camisa está arrugada o tu traje te queda enorme, arruinas todo el look. La clave es que la ropa se ajuste bien a tu cuerpo, y luzca en buenas condiciones.


Zapatos descuidados – Podes tener el mejor outfit, pero si tus zapatos están sucios o gastados, todo se viene abajo. Son tu carta de presentación, ¡cuidalos!


Abusar de los logos – Llenarte de marcas reconocidas visibles puede hacerte ver más inseguro que elegante. Lo mejor es que la calidad hable por sí sola, sin necesidad de un logo gigante.


Exceso de accesorios – Un buen reloj o una corbata llamativa pueden elevar tu estilo, pero si te pasas, parece que intentas demasiado. Menos es más.


No cuidar los detalles – Cinturones viejos o corbatas mal puestas pueden arruinar tu imagen. El diablo está en los detalles, ¡y se nota!


La vestimenta no es solo cuestión de estilo, sino una herramienta poderosa para proyectar liderazgo, confianza y profesionalismo. Como empresario, tu imagen debe estar alineada con tu industria, tu posición y el mensaje que querés transmitir. Pequeños detalles pueden marcar la diferencia entre una presencia imponente y una imagen descuidada.


No se trata de vestirse de traje todos los días ni de seguir reglas rígidas, sino de encontrar un equilibrio entre estilo, funcionalidad y autenticidad. Recordá: tu ropa habla por ti antes de que digas una sola palabra. ¿Qué querés que diga?



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